La leyenda “Reino en España”, inscrita en el pilar del Monumento al Sagrado Corazón del Cerro de los ángeles, es la expresión de que se inicia el cumplimiento de la promesa realizada por Cristo en Valladolid al beato Bernardo de Hoyos: “Reinaré en España, y con más veneración que en otras partes”
A los pies de Monumento, en uno de los grupos escultóricos, ya desde el inicio se incluyó la imagen del beato Bernardo.
La extraordinaria difusión que en España tiene la devoción al Sagrado Corazón no puede entenderse sin la eficacísima labor que el joven jesuita Bernardo de Hoyos realizó a través de sus cartas e iniciativas apostólicas, una vez el Corazón de Jesús le ganó para su causa. La Basílica de la Gran Promesa de Valladolid es garante de su espiritualidad.
Este joven, de apariencia débil y pequeña estatura, sorprendía desde pequeño por su profunda espiritualidad, y fue admitido como novicio jesuita un mes antes de cumplir los quince años. Seis meses después de su ingreso, comienza Bernardo a experimentar fenómenos espirituales interiores, tanto luces como sufrimientos, que le van guiando en un rápido proceso de maduración.
Las visiones, locuciones y favores extraordinarios en Bernardo fueron supervisados por diferentes sacerdotes jesuitas “sabios, juiciosos, prudentes y piadosos, que examinaron y aprobaron el espíritu del joven”, como refiere el padre Juan de Loyola, su último director espiritual y primer biógrafo.
Fue en la fiesta de la Asunción de la Virgen, en 1730, cuando el Señor le comunicó la gracia del desposorio espiritual: “Ya eres mío y yo soy tuyo. Ahora puedes decir y firmarte Bernardo de Jesús… Tú eres Bernardo de Jesús y yo soy Jesús de Bernardo”.
En 1733, buscando un libro, a petición de su amigo Agustín de Cardaveraz, sobre el culto al Sagrado Corazón, del jesuita José de Gallifet, Bernardo encontró un “tesoros escondido” en esta espiritualidad, y recibiendo en pocos días varias mociones espirituales, el 14 de mayo recibió la gracia de la aparición del Sagrado Corazón de Cristo y la promesa: “Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes”.
Desde ese momento, Bernardo no vivirá para otra cosa. Siendo apenas un estudiante de teología, consigue para esta causa la colaboración de varios jesuitas influyentes, escribe el libro “Tesoro Escondido” para explicar los fundamentos de este culto, que publica en su nombre el padre Juan de Loyola en 1734, con aprobación de los superiores de su Orden y concesión de indulgencias a sus lectores por parte de varios Obispos a los que Bernardo contacta por carta. Envía el libro a la familia real, a numerosos obispos y otras personas destacadas. Por influencia de este joven jesuita, los Obispos suplican al Papa la fiesta, Oficio y Misa del Sagrado Corazón, con el apoyo del rey Felipe V, a quien Bernardo consigue contactar a través del confesor real, el padre Clarke. Sabiendo que muchas personas no saben leer, Bernardo emprende una campaña de difusión del culto por medio de estampas y novenas privadas.
Bernardo fue ordenado sacerdote el 2 de enero de 1735, el 6 de enero celebró su primera Misa. No pasó ni un año cuando falleció de tifus, el 29 de noviembre de 1735, en medio de jaculatorias al Sagrado Corazón de Jesús, con solo 24 años de edad.
La fama de santidad de Bernardo de Hoyos se extendió pronto entre los jóvenes jesuitas. Cinco meses más tarde, por orden del Provincial, el rector de la casa en la que vivía Bernardo escribió una “carta de edificación” o elogio sobre la vida de Bernardo de Hoyos. Cuatro años después de su muerte, circulaba ya un libro con las “vidas paralelas” de san Juan Berchmans y Bernardo de Hoyos, escrito por el director espiritual de Bernardo, el padre Juan de Loyola.
Un año después, el mismo Juan de Loyola termina la biografía del padre Bernardo por orden del Padre Provincial de los jesuitas, aunque el ambiente hostil en España, que culminará con la expulsión de los jesuitas, impide su publicación.
“Es, pues, históricamente cierto que antes de Hoyos el culto al Sagrado Corazón, tal y como lo había enseñado la religiosa visitandina de Paray-Le-Monial, era casi desconocido en España”, afirma el padre Máximo Pérez en su biografía “El poder de los débiles”. Y el mismo autor señala: “Los contemporáneos y toda la tradición le asignaron a Bernardo de Hoyos el título de ‘primer apóstol’ del culto público del Corazón de Jesús en España y en los países hispánicos”. Si la leyenda del Monumento al Sagrado Corazón de Jesús en el cerro de los ángeles de “Reino en España” pudo escribirse, es, sin lugar a dudas, por la obra de difusión de este beato.